En Milán, en Via Spallanzani, a pocos pasos de Porta Venezia, se estableció la tienda de comestibles de los hermanos Filippo y Francesco Pagani, dedicada a la venta de artículos coloniales. Más tarde, con gran perspicacia e iniciativa, los hermanos pusieron en marcha el negocio «Fratelli Pagani» en un patio interior de Viale Monza. El negocio se centraba en la compra de especias (en Italia) destinadas a los milaneses que querían probar algo nuevo y «exótico» para enriquecer los platos tradicionales milaneses.