Una vez superada la última guerra y con el renovado deseo de Milán e Italia de volver a la vida, Fratelli Pagani pasó de ser un taller a una empresa estructurada capaz de atender a una clientela cada vez más exigente, entre la que se encuentran empresas del sector alimentario, especialmente de la industria cárnica.
En 1958, Giovanni Cardazzi, hijo de Olga Pagani, se incorporó a la empresa, contribuyendo a su crecimiento y éxito en el mercado. Olga y Giovanni fueron los únicos socios a partir de 1978, año en que Marco Cardazzi se incorporó a la empresa como almacenista: era la cuarta generación.
El crecimiento de la empresa hizo que se buscaran espacios más amplios: en 1979 la empresa se trasladó a su actual sede en Via Ennio, en la zona casi central de Milán.